Estaba Santa María, la Reina del Cielo y Señora del mundo, colmada de dolores al pie de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo. Oh vosotros todos los que pasáis por el camino: mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor.
La Madre piadosa estaba junto a la cruz lloraba mientras el hijo pendía
Cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenia.
Cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenia.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita, de tantos tormentos llena
Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena!
Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena!
Y ¿Cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto dolor?
Por los pecados del mundo, vía a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre
Vio morir el Hijo amado, que rindió desamparado el espiritual a su Padre.
Vio morir el Hijo amado, que rindió desamparado el espiritual a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor! hazme sentir tu dolor para que llore contigo
Y que, por Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.
Y que, por Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.
ROSARIO DE LOS SIETE DOLORES
Se reza mediante un rosario compuesto por siete septenas de siete cuentas cada una, separadas por medallas que representan cada una uno de los siete dolores. En lugar del pequeño crucifijo de la corona dominica, la corona servita lleva una medalla que representa la imagen de la Virgen Dolorosa en el anverso y la escena del Clavario en el reverso. Así pues, el Septenario consta de 7 padrenuestros y cuarenta y nueve avemarías, a los que suele añadirse una Salve y el Pater, Ave y Credo por las intenciones del Romano Pontífice.
Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro.
Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico vuestro perdón y, por medio de vuestra gracia, concededme ser verdaderamente merecedor de vuestro Divino Amor, por los méritos de vuestra Pasión y Muerte y por los Dolores de vuestra Madre Santísima. Amén.
Virgen Inmaculada, Madre de Piedad, llena de aflicción y amargura, os suplico ilustréis mi entendimiento y encendáis mi voluntad para que con espíritu fervoroso contemple vuestros Santos Dolores y pueda conseguir las gracias prometidas a los que reflexionen sobre vuestros sufrimientos. Amén.
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